Mirá, hermano, Bolivia en el comercio mundial es como una carretilla de jugo en una feria donde hay gigantes vendiendo con camiones refrigerados y propaganda por todos lados. Ahora estamos bajo techo, en el MERCOSUR, que es como estar dentro de un galpón grande donde los socios se cuidan entre sí, se prestan escudo contra impuestos y se hacen barra.
Tuto quiere que salgamos a la calle solitos, sin techo, sin escudo y sin carrito para llevar las cosas. Es como dejar tu puestito en la feria para ir a vender en la puerta del supermercado más caro, con lluvia y viento, mientras adentro los grandotes venden barato y a montones.
La pura verdad: en el mundo, Bolivia es un punto en el mapa. Apenas movemos un chorrito del comercio global. El año pasado vendimos 10.200 millones, y casi todo fue gas, minerales y soya. La mitad se la vendimos a vecinos que nos cobran poquito o nada gracias a los acuerdos. Si salimos del grupo, los países grandes nos van a clavar impuestos de 4% a 9%, lo que sería como que cada año te roben la cosecha de medio departamento entero solo en aduana.
En fábricas estamos mal parados: producimos mucho menos que otros en la región. Abrir la frontera así nomás es como abrir la tranquera y dejar entrar ganado ajeno que te pisotea el cultivo. En menos de cinco años podemos perder 15% de la industria, y con tanta gente trabajando al día (74% informalidad), eso es como dejar a medio pueblo sin cosecha y sin ahorros.
El MERCOSUR, aunque tenga pulgas, nos da un mercado gigante y derecho a trabajar afuera a millones de bolivianos. Además nos abre camino para sacar productos al mar por puertos vecinos. Salirse es como romper la canoa en medio del río y pretender llegar nadando con las bolsas de papa en la espalda.
Y ojo: sin puertos propios estamos de últimos en conectividad marítima. Si un vecino se enoja, te sube el flete y listo, tu venta ya no da ganancia. Como el 80% del comercio mundial va por barco, es como jugar fútbol sin cancha.
Salir del bloque no es libertad, es quedarse solo en la intemperie mientras otros reparten el pan. Los países chicos que progresan no se aíslan; se meten donde hay juego y hacen amigos poderosos.
En resumen: lo que propone Tuto es como vender la yunta de bueyes para ir a la ciudad a competir con tractores. Suena valiente, pero es receta para acabar sin bueyes, sin plata y sin cosecha.